Néstor Jiménez Borda, hombre formal y dedicado ... heredó de su padre y éste de su abuelo, una firmeza y temple de carácter que se confundía en un conformismo y sometimiento absoluto a la rutina. Casado a los 18 años combinaba su tiempo entre el trabajo, la salida al mercado los sábado y el almuerzo con los padres, y a su turno los suegros, los días domingo y feriados.
Nadie se dio cuenta de que Jiménez era en realidad una olla de presión y digo nadie ... pero algunas evidencias podían haber alertado algo a alguien ... aunque la verdad no se a quien. Su excesiva dedicación al trabajo, la soterrada crueldad con el par de pequineses de propiedad de su señora y la compulsión por la pornografía que compartía con Bolaños ... debía notarse, no se.
El cumpleaños 40 agarró a Jiménez con la mujer y el hijo fuera de la ciudad, y la mente agarrotada con una sola idea ...
En la oficina le compramos el pastelito obligatorio con el happy birthday cantado a coro en el comedor ... pero el estaba perdido en la fijación de una idea que había rondado su cabeza por más de 20 años vividos en la disciplina más absoluta.
A las seis de la tarde en punto, Jiménez se dirigió a Mall Center, compró jeans Levi´s, botas texanas, una camisa Colt, perfume Tommy H.-Avenger y ropa interior Calvin Klein ... al paso una botella de J. Daniels y aceleró hacia su casa. Se duchó y afeitó con especial cuidado, se frotó el cuerpo con cremas de su esposa y se colocó el reloj enchapado en oro que le regalara su padre luego de salir como Contador General del Tecnológico Superior. Con el crucifijo de oro que la madre le había regalado se persignó ... mirándose al espejo seguro que no sabía que carajo hacia y más todavía, que no era dueño de sus actos, y por primera vez en su vida se sintió verdaderamente vivo.
Retiro y Sagarnaga es la esquina donde comienza el boulevard de las prostitutas, bonito barrio de antaño que se había convertido ahora en un tugurio donde pasean beldades y esperpentos esperando el levante que les haga sentirse la Julia Roberts en una versión especial de “Pretty Woman” ... Jiménez había pasado innumerables veces por la calle Sagarnaga y había auscultado con la timidez de los psicópatas a cuanta florecilla le salía al paso acelerando para no perderse en ese mar de lo desconocido. Pero esa noche, decidió llegar hasta el final.
Rubia, delicada y con acento brasileño, sentada en el automóvil parecía más apetecible que vista al vuelo ... Jiménez transpiraba, no podía hablar, tenía palpitaciones, se le secaba la garganta y solo atinaba a asentir a la verborrea de la acompañante ...
Guanabara, nombre de un motel discreto ubicado al final de la calle Sagarnaga y Reforma ... siempre me llamó la atención el arco griego de la entrada y el cartel de neón de una bailarina encima ... templo de la sabiduría de lo mundano... no entendía como carajo Jiménez entre todas sus cosas solo tenga mi teléfono y no de alguien más, mierda ...
Jiménez sentado en el borde de la cama redonda cavilaba sobre lo que estaba haciendo y el significado de ello en su vida, pero que vida, era realmente vida la que había llevado, adormecido la mayor parte del tiempo y nunca más vivo que ahora.
- Que tipo de relación tiene Ud. con el occiso – preguntó el detective.
- Compañero de trabajo, ya se lo dije al que me contactó – respondí.
Luana, comenzó a desvestirse frente a un petrificado Jiménez, hizo que le bese el tobillo, y los delicados dedos, le mostró la redondez de sus senos y Jiménez se embutió en ellos respirando ansiosamente al borde de las lágrimas ... ella se apartó de él y dejó deslizar la tanga ... para mostrar su virilidad ...
- Este es un caso extraño – me dijo el detective.
No le respondí.
Jiménez soñó que estaba soñando y despertó en una pesadilla, abrumado por la culpa, la sorpresa, el temor, el odio ... solo atinaba a balbucear mientras retrocedía señalando aquello que la dulce Luana no debía tener ... Chilló, pateó la mesita central, tiró la vasija con flores artificiales y de esa otrora dulce boca salían improperios en portugués y castellano, amenazando que si no la cogía ahí mismo Jiménez quedaba tieso ... sintió asco, no estaba seguro de sí o de lo que veía en frente, tenía ganas de vomitar y lo único que hacía era decir no con la cabeza.
- Es un caso verdaderamente extraño - recalcó el detective esperando una respuesta.
- Si – le respondí
Con el cráneo destrozado y en un charco de sangre estaba el cuerpo de Joaquim Alves Coutinho, alias “Luana”y encima Néstor Jiménez Borda desnudo, quien había sufrido un infarto en pleno acto sexual ...
- Sabe Ud. si el señor Jiménez solía frecuentar mucho con prostitutas, travestis o si consume drogas o si tiene enemigos – preguntó.
- Creo que el mismo era su propio enemigo – contesté.